lunes, 10 de septiembre de 2007

¿La Masonería mexicana en decadencia?

El siguiente texto es un extracto del artículo "La Masonería mexicana en franca retirada", de Karla Rodríguez Vargas, publicado en la edición 63 de la revista Gente Sur, con fecha del 15 de diciembre de 2000.

Una sociedad secreta que en México desde el siglo XIX conformó una poderosa facción con innegable influencia en el poder se encuentra en plena decadencia, afectada por fuertes divisiones, persecuciones y descrédito que la han orillado a perder los privilegiados espacios que disfrutó en el pasado, debido a su íntima vinculación con el PRI y el dinero.

Rodeada de mitos y consejas, acusada de ser una sociedad secreta elitista y excluyente, manipulada por grupos de poder interesados en perpetuar sus prerrogativas y afectada por escándalos y controversias, la Masonería mexicana se bate en retirada, después de constituir por más de dos siglos una de las cofradías más influyentes del país. El 'tiro de gracia' en contra de esta institución fue la derrota en las elecciones del dos de julio del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que estuvo vinculada a lo largo de su historia reciente, por parte de Vicente Fox, candidato presidencial del Partido Acción Nacional (PAN), que encarna a los conservadores y el clero, sus enemigos históricos.

Entre los más ilustres miembros de la Masonería mexicana se encuentran figuras legendarias de la historia y paladines de la patria como Benito Juárez y Vicente Guerrero, aunque también personajes discutibles como los dictadores Antonio López de Santa Anna y Porfirio Díaz. Según José Antonio Ayala, estudioso del tema, a la Francmasonería "se le concibió en sus inicios como una escuela de preparación científica y filosófica, para crear una minoría de dirigentes que pudieran influir en el progreso a través de su competencia y actuación".

Los grupos masónicos mexicanos fueron, en opinión de Jesús Reyes Heroles, "partidos políticos embrionarios". "Sin embargo", señala José Antonio Ayala, "si partimos de un elemental rigor conceptual, habremos de convenir que la Masonería no es una asociación política en el sentido restringido, partidista, que puede tener esta palabra." "La Masonería no es un partido político", advierte por su parte Jorge Gaviño Ambriz, Gran Maestro de la Logia del Valle de México. Y añade: "Nosotros pensamos que partido es parte y la Masonería es universal. La construcción de un país no se da de acuerdo a una visión política partidista, sino a una visión general y nosotros, como institución, no podemos ver parcialmente ningún asunto".

La Masonería, como institución, se abstiene de las cuestiones políticas y más aún, respeta que los masones, a título individual, actúen en política como ciudadanos que son. Gaviño Ambriz afirma: "Yo particularmente milito en el PRI, pero de igual manera hay hermanos y dirigentes de altos mandos que militan en el PRD o en otros partidos, cuya militancia es respetada". Sin embargo, de la misma manera que es innegable la lucha de la Masonería por mantener la neutralidad política, también es evidente que en diversas ocasiones la Orden no logró su objetivo, como lo demuestran las disputas entre los partidarios del rito escocés, en el cual participaba Benito Juárez, quien se enfrentó al también masón Maximiliano de Habsburgo, que pertenecía al rito York.

Así, la historia oficial cataloga a los grupos masónicos como "las sociedades que consolidaron la república a través de su organización y sus prácticas. Sociedades que desde siempre contaron en sus filas con los mejores hombres, que marcaron con la escuadra y el compás la Independencia, la Reforma y la Revolución". Manuel Rangel, miembro activo de la Masonería, considera equivocado clasificar a esta institución como "un club social que te permite obtener poder y puestos privilegiados". "La verdad", explica, "es que quienes ven de esta forma a la institución terminan defraudados, ya que más que un grupo de poder, la Masonería es una escuela de conocimiento". Sin embargo, en la época de Independencia la creencia generalizada era concebir a la organización como la llave de acceso a los espacios de poder, incluso contra la prohibición que establecen los estatutos masónicos universales del rito escocés, de no promover en logia cuestiones políticas ni religiosas.

(Publicado por Manuel Ortiz.)

1 comentario:

Karla Rodríguez dijo...

Hola, yo soy la autora del texto, te agradezco mucho el haberlo retomado. Saludos.