martes, 29 de mayo de 2007

La piedra en bruto

Uno de los símbolos más frecuentes en el grado de aprendiz es la piedra en bruto. Suele mencionarse que es nuestro deber desbastarla para darle forma y ser más virtuosos. También se dice que la piedra en bruto es uno mismo. A mí, esta explicación me resulta demasiado simplona como para tratarse de un símbolo tan importante dentro de la Francmasonería. ¿Eso es todo lo que puede decirse sobre el tema? De golpe, la piedra en bruto da la impresión de ser un símbolo demasiado fácil de entender a través de un puñado de palabras que, en ocasiones, sólo nos dedicamos a repetir mecánicamente. ¿Será, acaso, que este profundo símbolo masónico esconde dentro de sí un significado menos obvio? Seguro que sí.

Los egipcios antiguos tenían tres modos de leer una misma palabra: textual, figurado y trascendente. Así, una piedra podía ser, al mismo tiempo, un material para la construcción, una alegoría de la templanza y un símbolo sagrado, asequible sólo entre los iniciados. O sea, tres concepciones para una sola palabra. Esta es la razón por la que los hebreos de los tiempos de Moisés, enormemente influidos por los egipcios, nos han heredado textos que hoy resultan, por lo menos, muy intrincados. Por ejemplo, el Génesis. Los traductores griegos y latinos no lograron comprender el sentido oculto de algunos conceptos. O sea que se quedaron en el nivel textual o, en el mejor de los casos, en el figurado. De ahí la confusión de pasajes como Gén 1: 26 (¿Dios es uno o es varios?) y Gen 4: 1 (¿Dios fecundó a Eva, pues?). En la Biblia, existen un montón de casos por el estilo. Y algunos, por cierto, se refieren a piedras...

¿Cuál será, entonces, el sentido oculto de la piedra en bruto? Yo no esperaría a que alguien me lo dijera, tal vez en un grado superior. La idea es encontrarlo uno mismo y desde ya. ¿De qué manera? Prestándole mucha atención a todo. Sí, a todo. Y especialmente a nosotros mismos, como miembros de un gremio constructor. Somos constructores y utilizamos piedras. Pero ¿qué estamos construyendo exactamente y con qué tipo de piedras? Es más, ¿por qué piedras y no otro tipo de material? Además, si yo soy la piedra, ¿eso quiere decir que soy constructor y material a la vez? Qué extraño. En todo caso, ¿para qué desbastarme y perder mi forma? ¿No estaría, así, perdiendo mi propia naturaleza, esencia e individualidad en aras de convertirme en un ladrillo más? ¿La Masonería pretende hacernos a todos igualitos, como si estuviéramos fabricados en serie? ¿O por qué esa manía por cambiar nuestro estado en bruto? En cualquier caso, ¿qué forma debería tener mi piedra y para qué? ¿Qué estoy construyendo, a final de cuentas? Demasiadas preguntas; una sola respuesta.

(Publicado por Jorge P.)

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